La visita ad limina es la visita que todos los obispos católicos deben hacer, cada cinco años, a Roma. Incluye un encuentro con el Papa e informar sobre la situación de la Iglesia en la diócesis.
Desde la Plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, nuestro Obispo, monseñor Alfonso Carrasco, envió un mensaje a todos los diocesanos de Lugo en el que recuerda que "la visita ad limina es un bien para todos y una confirmación de que estamos bajo una luz grande que nos viene de la Iglesia universal, de la comunión con el Sucesor de Pedro". El Obispo, que en esta semana ha mantenido reuniones de trabajo en todos los dicasterios de la Iglesia y un encuentro personal con el Papa Francisco, manifestó que "aquí descubrimos nuestras comunidades en el horizonte grande que abrió Nuestro Señor y empezó un día cuando puso a san Pedro como piedra sobre la que construir su Iglesia". Hablando de su experiencia durante esta visita y recordando que "han trabajado sobre muchas cosas", reconoce que lo "más gozoso y significativo ha sido la experiencia de unidad profunda, de poner nuestro camino como cristianos y como Diócesis en esta corriente de vida que es la comunión con la Iglesia y que nuestro Papa Francisco representa".
La visita ad limina es la visita que todos los obispos católicos deben hacer, cada cinco años, a Roma. Comprende la peregrinación a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo como expresión de comunión eclesial y el encuentro con el Papa como sucesor de san Pedro. Incluye también informar sobre la situación de la Iglesia en la diócesis que cada obispo tiene encomendada.
Desde el día 13 hasta el día 18 de diciembre, realizaron la visita los obispos de las provincias eclesiásticas de Santiago de Compostela, Oviedo, Burgos, Pamplona y Tudela y Zaragoza.
El Papa se había visto obligado a suspender estas visitas a causa de la situación provocada por la pandemia de la Covid-19. Este pasado mes de septiembre ha vuelto a retomar sus encuentros con los obispos de todo el mundo.