Obispo

ANTE LA LI CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE DE MANOS UNIDAS 2010


Queridos hermanos,
al inicio de este tiempo de Cuaresma nos encontramos invitados por Manos Unidas a participar en su “Campaña contra el hambre”, que tiene por lema este año “contra el hambre, defiende la Tierra”.
En algunos de nosotros podría surgir la pregunta, ¿tiene esto algo que ver con mi vida concreta?, ¿no tenemos ya nosotros mismos suficientes problemas económicos en la actual situación de crisis? y ¿no sabemos ya de sobra que hemos de cuidar la Tierra?
Ciertamente, si los problemas relativos a las situaciones de injusticia en que viven muchos de nuestros hermanos –la falta de agua potable, de alimentos, de medicinas, de educación, por ejemplo– se debiese sólo a factores externos a cada uno, podríamos concluir que no estamos interpelados personalmente, más allá del natural sentimiento de indignación ante la injusticia y del impulso de solidaridad que brota en el corazón.
Sin embargo, el origen último del mal y de la injusticia de nuestro mundo se encuentra en la libertad, surge del íntimo de la persona. Los hombres somos frágiles y, si por naturaleza estamos abiertos al compartir, al amor al prójimo, “una extraña fuerza de gravedad” (Benedicto XVI, Mensaje para la Cuaresma 2010) nos lleva a replegarnos sobre nosotros mismos, a querer imponernos los unos por encima y contra los otros.
Corremos incluso el riesgo, hoy día, de que se impongan en nuestra manera de pensar aquellas ideologías contemporáneas que insisten en entender el mundo y la vida humana como una lucha de todos contra todos, canonizando el egoísmo como norma básica del comportamiento.
En cambio, la fe nos enseña con claridad lo que la razón y el corazón en el fondo saben bien, que esta profunda cerrazón sobre sí mismos es el origen de nuestras injusticias. ¡Demos gracias a Dios, que nos ha liberado de este egoísmo, volcándose con nosotros en un amor sin medida, que culmina en la cruz y la resurrección! La Pascua, que celebraremos, es la victoria definitiva sobre la injusticia, de la que nosotros podemos ya participar.
Sabemos, en efecto, que si Dios está atento a nuestro grito, a nuestra desdicha, como respuesta pide también de nosotros justicia con el pobre (cf. Si 4,4-5.8-9), el forastero (cf. Ex 20,22), el esclavo (cf. Dt 15,12-18).
Abandonar nuestra autosuficiencia y reconocer el amor del Señor, alegrarnos de acogerlo en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía, nos hará capaces de compartir, de entrar en comunión con el prójimo.
A este amor activo y eficaz nos invita de nuevo la “Campaña contra el hambre”, que nos recuerda así lo esencial de nuestra identidad y de nuestra fe cristiana. En ninguna circunstancia nos es dado olvidar o abandonar el amor, sin que la presencia de Dios y la esperanza de nuestra salvación se oscurezcan, y sin que disminuyan al mismo tiempo las posibilidades de regeneración de nuestra misma sociedad. Sin la fe, que actúa en la caridad, se hace incierto nuestro propio futuro.
Que este tiempo de Cuaresma nos ayude a mirar al Señor con mayor libertad, menos sujetos a prejuicios interesados, y a ser testigos de su amor también en estos tiempos de crisis. Rechazar la injusticia, simbolizada en el hambre, y compartir según la medida de nuestras posibilidades no nos hará más pobres, sino que dará vigor a nuestras almas y a nuestras vidas.
Será un gesto de aquella justicia más grande, que todos necesitamos y que el Señor Jesús nos ha traído al mundo, la justicia del amor (cf. Rm 13, 8-10); “la justicia de quien en cualquier caso se siente siempre más deudor que acreedor, porque ha recibido más de lo que podía esperar” (Benedicto XVI, Mensaje).
Que la santísima Virgen María, Madre de misericordia, nos alcance del Señor cumplir esta “obra buena”, para que nosotros experimentemos de nuevo que hay más felicidad en dar que en recibir (cf. Hch 20,35), y el mundo pueda reconocer la grandeza y fecundidad inagotable del amor de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
 

Nacimiento
12 de octubre de 1956
Villalba (Lugo)

Ordenación sacerdotal
1985

Ordenación episcopal
9 de febrero de 2008

Nombramientos
Obispo de Lugo

Presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura

Miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española

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