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Este domingo comenzó la Semana Santa en Lugo con la Eucaristía del día de Ramos en la Pasión del Señor presidida por el Obispo y a la que asistieron cientos de fieles.
El Obispo de Lugo, monseñor Alfonso Carrasco, ha presidido esta mañana la Misa de Ramos en la Pasión del Señor con la que comienza la Semana Santa. A la celebración, concelebrada por los canónigos de la catedral y varios de los párrocos de la ciudad de Lugo, asistió un gran número de fieles.
En su homilía, don Alfonso recordó que "Nuestro Señor invitaba a los discípulos a orar para no caer en tentación; esta invitación es también para nosotros. En la vida hay momentos en los que el desafío para cada uno puede ser muy real; un desafío que puede manifestarse de muchas maneras y Jesús nos está diciendo que si no rezamos antes, seguramente no daremos defendido nuestro corazón, nuestra alma, nuestra persona. Vamos a contemplar en la Semana Santa el drama desvelado de la vida y cómo no es todo apariencia ni lo que uno desearía en momentos de satisfacción y de alegría sino que hay desafíos profundos que exigen al hombre llevar dentro de su corazón una cierta vigilancia para ser capaz de responder."
Asimismo, el Obispo ha indicado que "hay una certeza profunda para nuestra vida: el Reino de Dios, el reinar pleno, el realizarse pleno de todo el designio divino del hombre ya tuvo lugar y no se perderá; se realizó en Jesús y su reino es la gloria del hombre, esa gloria inalcanzable que Él alcanzó para todos.
Además, monseñor Carrasco ha recordado que "no son las voces de los que por un momento dominan el panorama las que nos tienen que guiar. Nosotros tenemos que guiarnos por la verdad del corazón, por la Palabra de Dios, por la mirada puesta en Jesús. Esta es una lección muy propia del Domingo de Ramos: hay que tener cuidado porque no todo el que grita más, aunque se consiga imponer o llegue a condenar, debe ser seguido por nosotros." En este sentido, el Prelado indicó que "los que estaban con Jesús, no podían hacer otra cosa más que acompañarlo de corazón, aunque de lejos, mientras los magistrados se reían y el pueblo dudaba. Si nosotros mantenemos nuestro corazón y oramos, en el momento oportuno no nos dejaremos llevar y podremos acompañar y hacer bien el camino de la vida".
Don Alfonso concluyó su homilía pidiendo que "intentemos vivir la memoria de la Pasión del Señor de todo corazón acompañándolo con momentos de oración, manteniendo viva nuestra propia conciencia, nuestra persona. Si escuchamos, si miramos y atendemos, si preferimos la verdad que el Señor revela, será una Semana Santa que podrá aportar muchos frutos y podrá ser muy importante. La vida da muchas vueltas, tiene muchos desafíos, llegan las pandemias, llegan las guerras, en nuestra casa pasan cosas, siempre sucede y es imprescindible recordar que Nuestro Señor quiere el bien y la salvación de cada persona. Vivamos bien estos días, no hacen falta grandes cosas; vivamos bien la Semana Santa, como aquellos que acompañaron al Señor de corazón y contemplaron su pasión y su muerte y tuvieron alegría de poder contemplarlo después resucitado".