El Obispo de Lugo y presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura inaugura las XLI Jornadas de Actualidad Canónica argumentando la presencia eclesial en el sistema educativo.
Con el título La enseñanza religiosa en la escuela. Perspectivas actuales, el Obispo de Lugo y presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura de la CEE, el , Alfonso Carrasco Rouco, inauguró ayer las XLI Jornadas de Actualidad Canónica de la Asociación Española de Canonistas que se celebran en Madrid hasta el viernes 23 en la Universidad Pontificia Comillas.
En su intervención, al hilo de algunas consideraciones sobre el prescriptivo proceso de diálogo mantenido con los responsables gobernativos a propósito de las condiciones de la presencia de la asignatura de Religión Católica en la LOMLOE, monseñor Carrasco Rouco ha ido señalando, por la importancia de los bienes fundamentales que están en juego, argumentos que fundamentan la presencia eclesial en la escuela y de la asignatura de Religión en el sistema educativo.
Para Carrasco, “el Estado no puede negar o excluir a la sociedad de la responsabilidad en la educación; pues las personas, adultas o menores, no son del Estado, sino que lo preceden lógicamente en sus derechos y libertades fundamentales”. De ahí que la Conferencia Episcopal haya elaborado el currículo de la Enseñanza Religiosa Escolar a través de “un proceso participativo de todos los actores y responsables de esta tarea educativa”.
Asignatura confesional
“La reflexión sobre la ERE, por su vinculación intrínseca con la libertad de conciencia y religiosa, es siempre también una reflexión sobre la escuela como espacio público, sobre la necesidad de un “pacto educativo” construido sobre el respeto de los derechos de todos, la autonomía personal y el uso de la razón”. Así indicaba reconociendo que es un desafío de nuestra sociedad, “cada vez más plural y cada vez más necesitada de defender la dignidad, la libertad de la persona ante el crecimiento acelerado de medios técnicos que potencian también la posibilidad de ponerlas en cuestión por parte de quien detenta el poder”.
Con claridad, el Obispo responsable de la Educación destacó que la presencia de asignaturas “confesionales” es garantía de que “la escuela permanece como espacio común, abierto a todos”.
Por eso, en cuanto confesional, “una asignatura como la ERE, subrayó, resulta necesaria para dar un contenido concreto a la afirmación de la centralidad de la persona, al pedir una atención real al alumno en su identidad más propia”. Esto implica tener en cuenta su cultura, su lenguaje, su religión, su familia y sus circunstancias particulares. “Y ello potenciando los métodos propios de la escuela, un uso de la razón no cerrada y utilitarista, sino abierta a lo propiamente personal y a la trascendencia”, indicó.
Desafíos educativos versus fe cristiana
Por último el Obispo de Lugo destacó que “asumir los desafíos educativos actuales de la escuela es perfectamente posible y coherente con la naturaleza de la fe cristiana”.
Así, expresó que “podrá ser de gran ayuda en primer lugar para los alumnos, que deberían igualmente confrontarse con el marco descriptivo de lo humano implicado en las competencias y el perfil de salida, y con los desafíos culturales de su tiempo, también si la ERE no estuviese integrada en el currículo". Además, "estando presente, en cambio, los objetivos propuestos por la escuela en esta área de conocimiento podrán ser abordados desde la ERE, que aportará además al alumno la riqueza del conocimiento del mundo cristiano, que no se excluye en estos objetivos, pero que se perdería también sin la presencia de la asignatura”.
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