Este fin de semana del 19 y 20 de noviembre, 600 profesores de Religión Católica de los colegios de Andalucía se reúnen en Granada, en el III Congreso del Profesorado de Religión Católica de Andalucía. El Obispo de Lugo y Presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y la Cultura de la Conferencia Episcopal, monseñor Alfonso Carrasco, participa en el encuentro y, en la mañana del sábado, impartió la conferencia "Identidad y Misión del Profesor de Religión en el siglo XXI".
En su intervención, el Obispo de Lugo afirmó que "la presencia del profesor de religión en la escuela es causa de un diálogo necesario en favor de la formación integral de la persona". Y señaló que "en la escuela se produce la asunción de un universo cultural como fuerza totalizadora de la personalidad; no podemos pensar que no sucede: siempre sucede si vas a la escuela. Esto implica, explícita o implícitamente, una concepción de la persona, una fe y una cosmovisión. Y esto, a partir de la libertad del alumno y de sus padres; si no fuese así, no se estaría respetando la realidad del alumno sino que le estarías imponiendo, de hecho, una concepción u otra del mundo con un método impropio de la escuela ya que lo propio de la ella es enseñar, no imponer."
En su intervención, Monseñor Carrasco incidió en la necesidad de la personalización en todo el proceso educativo: "la personalización de la metodología escolar es imprescindible y está presupuesta en el fin mismo de la educación que es el desarrollo del educando. El proceso de aprendizaje al que sirve el profesor de religión corresponde a esta exigencia intrínseca y parte, precisamente, de una atención, pedagógicamente desarrollada, a la persona individual del alumno".
"La clase de Religión introduce al conocimiento de una particular historia, cultura y religión y también a la verificación de sus propuestas ante la realidad de la experiencia humana. En ella, el alumno comprobar la razonabilidad de las propias opciones y madurar. Nosotros necesitamos que nuestros alumnos cristianos comprueben la razonabilidad de su fe para que no la pierdan. Sin la clase de religión es muy fácil perder la fe porque tú necesitas comprender que aquello que te han transmitido en tu casa es verdad. Si el niño ve que no responde a nada de las cuestiones fundamentales, la acabo olvidando. El niño necesita comprobar la razonabilidad de sus propias opciones y madurar en responsabilidad personal. Comprender lo razonable que es aquello que cree y cómo lo abre a la verdad", aseguro el Obispo de Lugo.
En relación a la necesidad de la clase de Religión Católica, don Alfonso aseguró lo "absurdo" que sería que no hubiese clase de Religión Católica porque las realidades que en ella se afrontan "son las más cercanas al alumno". En este sentido, recordó que "al alumno le es muy lejana la clorofila o la Isla de Madagascar pero las relaciones más elementales con la realidad, con los suyos, con la vida, con lo trascendente, son inmediatas, mucho más cercanas". Además, remarcó que "no se conoce una religión o una cosmovisión simplemente a través de la suma de datos históricos o sociológicos sino sólo al comprobar su calidad su capacidad de ofrecer un universo de sentido que permita integrar las dimensiones de la existencia. Así, a través del diálogo de la fe con la cultura se pone de manifiesto la verdad y el sentido de la propia tradición. Todo niño que crece confronta la verdad de la fe recibida con las exigencias del mundo humano cultural y social en el que vive."
La jornada está organizada por la Asamblea de Obispos del Sur de España y a ella asisten profesores de las 10 diócesis que hay en Andalucía para reflexionar sobre el actual panorama educativo y sus oportunidades, intercambiar experiencias y celebrar la fe.