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La Limosnería Apostólica pide ayuda para Ucrania. En concreto, ropa de abrigo para que los ucranianos puedan sortear de algún modo las bajísimas temperaturas que Rusia está usando como arma de guerra.
El Dicasterio para el Servicio a la Caridad solicita camisetas térmicas de todas las tallas para hombres, mujeres y niños. Quien quiera unirse a esta iniciativa puede comprar y llevar estas prendas o enviarlas a la dirección de la Limosnería Apostólica hasta el próximo 5 de enero, ya que el Papa quiere enviar un camión cuanto antes a Kiev. La dirección es Cortile Sant’Egidio, 00120 Città del Vaticano.
«El pueblo ucraniano está viviendo una emergencia vinculada, además de a la guerra, a la falta de electricidad, de gas y al frío muy fuerte del invierno. Podemos ayudarlo en esta Navidad con el regalo de camisetas térmicas preparadas para mantener la temperatura corporal», explica el comunicado firmado por el cardenal Konrad Krajewski.
«Si no se hicieran armas durante un año, se acabaría el hambre en el mundo»
El Papa Francisco demuestra una vez más su preocupación por las necesidades más básicas de los ucranianos. Junto a estos gestos, sigue pronunciándose con fuerza en contra de la guerra. Este lunes se ha publicado la introducción que ha escrito para el volumen, Una encíclica sobre la paz en Ucrania, escrito por Francesco Grana, que recoge las intervenciones del Pontífice sobre la invasión. Francisco insiste en que no debemos acostumbrarnos a esta guerra ni a cualquier otra: «No debemos permitir que nuestro corazón y nuestra mente se anestesien ante la repetición de estos graves horrores contra Dios y el hombre. No debemos, por ningún motivo en el mundo, acostumbrarnos a esto, dando casi por sentada esta tercera guerra mundial a pedazos que se ha convertido dramáticamente, ante nuestros ojos, en una tercera guerra mundial total».
Recientemente, en un encuentro que mantuvo con una delegación del Seminario Rabínico Latinoamericano, Francisco recordó que, «si no se hicieran armas durante un año, se acabaría el hambre en el mundo, pues creo que es la industria más grande».
«Pensar que una guerra se hace cuando un imperio se siente débil, entonces mata para sentirse fuerte y para usar las armas que tiene que vender o dar para hacerlas nuevas. Me hace sufrir ver probar esos drones que estaban dando vueltas por Ucrania. Que son armas nuevas que están probando, a costillas de gente que muere», concluyó.
Alfa y Omega