El culto a la Virgen de los Ojos Grandes en la Catedral de Lugo

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Si bien los historiadores proponen que la bellísima imagen de la Virgen es del siglo XII, la historia nos indica que su culto es muy anterior. Reyes y reinas como Alfonso II “el casto” (780-842) o Urraca I de León (1081-1126) ya mostraron su devoción por la Patrona, como también lo hizo, durante la Edad Media, Alfonso X “el sabio” (1221-1284), rey que dedicó la Cantiga 77 a relatar un milagro que realizó Nuestra Señora de los Ojos Grandes en la basílica lucense.

Dentro del periodo histórico de la Edad Media es necesario destacar el episodio que se vincula a Pedro de Mezonzo (930-1003), obispo de Iria Flavia, el cual se inspiró en la Patrona para realizar la oración Salve Regina, hecho elocuente en el verso “vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”.

El culto por Nuestra Señora de los Ojos Grandes fue en aumento a lo largo de los siglos y ya durante la Edad Moderna se tiene certeza de que su imagen estaba en la Capilla Mayor de la Catedral. Durante la segunda mitad del siglo XVI se le otorga una capilla propia, la situada anexa al altar de Santa Lucía, lugar donde, a mediados del siglo XVII, Francisco González construye un nuevo retablo de madera de nogal. Fue esa época central del siglo XVII un punto de inflexión en cuanto al culto a la Virgen, hecho marcado por el histórico voto del Cabildo de Lugo para no dejar enajenar jamás esta capilla o por la renovación de la Cofradía de Nuestra Señora de los Ojos Grandes. La Virgen tenía ya desde 1585 un altar privilegiado del que se conserva su bula papal (Gregorio XIII) en el Archivo de la Catedral de Lugo, siendo también tradición las indulgencias unidas al culto a la Patrona, vinculadas al propio rezo de la Salve Regina.

El culto mariano en la Catedral de Lugo fue en aumento hasta que en el siglo XVIII se decidió hacer una nueva capilla de mayores dimensiones, acorde al fervor del pueblo hacia su Patrona. Muchos fueron los benefactores que ayudaron a su construcción, destacando, entre ellos, el obispo Manuel Santa María Salazar (cuyo escudo se ve en el tabernáculo), el canónigo Martín Ramírez de Arellano (el cual dejó una cuantiosa herencia para la elevación de la capilla) o, en general, todo el pueblo de Lugo, quedando registradas en los libros de cuentas catedralicios las numerosas limosnas que las personas iban depositando para que el “sueño” de la nueva capilla se hiciese realidad.

En 1726 se le encargó al maestro de obras de la Catedral de Santiago de Compostela, Fernando de Casas Novoa, el diseñar una nueva capilla para la Patrona, la cual se iba a ubicar en la zona central de la girola, siendo para ello necesario realizar un trueque entre la capilla de San Miguel y la antigua capilla de Nuestra Señora de los Ojos Grandes, ubicada desde finales del siglo XVI en el extremo de la girola, anexa al altar de Santa Lucía.

Los trabajos para la elevación de la nueva capilla comenzaron durante el año 1726 y terminaron definitivamente en 1736, siempre con Fernando de Casas Novoa como maestro y con Lucas Antonio Ferro Caaveiro (posteriormente maestro de la Casa Consistorial de Lugo) como aparejador. La nueva capilla siguió los estándares del barroco compostelano y es uno de los mejores ejemplos de este estilo en España.

Este espacio de exaltación mariana contó con un nuevo trono para la Virgen, obra de Miguel de Romay, siguiendo las premisas de Casas Novoa, siendo considerado este tabernáculo como una obra maestra dentro de los trabajos lígneos durante la Edad Moderna en Galicia. La capilla también cuenta con un destacado programa iconográfico pictórico, obra del maestro Miguel Antonio García Bouzas, tomando como ejemplo de las más de cien pinturas con atributos de la Virgen María la obra “Pancarpium Marianum” de Jan David (1607).

Destaca dentro de esta capilla también el órgano barroco que Eugenio González elaboró durante ese siglo XVIII y, así mismo, las dos vidrieras que a finales del siglo XIX se encargaron a la afamada empresa Hijos de Eudaldo Ramón Amigó de Barcelona, presentando como iconografía a la Sagrada Familia (vidriera sur) y a los padres de la Virgen María, santa Ana y san Joaquín (vidriera norte).  El complejo diseño que Casas Novoa seleccionó para esta capilla incluyó también toda una serie de antífonas marianas que se pueden ver en la base de las cúpulas:

“BEATA ES VIRGO MARIA DEI GENETRIX, QUE CREDIDISTI DOMINO, PERFECTA SUNT IN TE QUAE DICTA SUNT TIBI: ECCE EXALTATA ES SUPER CHOROS ANGELORUM. INTERCEDE PRO NOBIS AD DOMINUM DEUM NOSTRUM AMEN”

“AVE, REGINA CAELORUM, AVE, DOMINA ANGELORUM, SALVE RADIX, SALVE PORTA, EX QUA MUNDO LUX EST ORTA. GAUDE, VIRGO GLORIOSA. SUPER OMNES SPECIOSA. VALE, [O VALDE] DECORA. ET PRO NOBIS CHRISTUM EXORA”

La nueva capilla de Nuestra Señora de los Ojos Grandes, lugar donde se localiza el sagrario de la Catedral de Lugo, ejemplifica con su magnificencia el enorme culto que por la Patrona había y hay en la catedral. Este culto tuvo uno de sus hechos más relevantes a principios del siglo XX, cuando el 15 de agosto de 1904 se coronó canónicamente a la Patrona, evento histórico cuyos ecos aún resuenan en la “Ciudad del Sacramento”.

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