El obispo de Lugo, Mons. Alfonso Carrasco, descubrió ayer la placa conmemorativa de la renovación del privilegio de la Indulgencia plenaria, cotidiana y perpetua concedida a la catedral.
Aunque dicho privilegio es del año 1860, fue en el 2016, cuando a instancia de Mons. Carrasco, se procedió a su renovación.
Tras la bendición de la placa, se celebró la eucaristía presidida por el obispo y numerosos miembros del cabildo catedralicio. En su homilía el prelado lucense recordó que con este acto se hace memoria de esta concesión especial que tiene la catedral de Lugo: Un don especial y singular, porque es una indulgencia plenaria que se puede ganar o lucrar todos los días, todos los días sin límite. La razón de este privilegio está en la tradición plurisecular que hunde sus raíces en la veneración eucarística en esta catedral”.
La indulgencia es un don concedido por Dios a quien cumple las condiciones estipuladas, es una invitación a acercarnos a Él para pedirle su perdón si así lo queremos: “El Señor quiere que exista un lugar, un momento, una condición para que, si queremos, lo hagamos. Es un gesto de profundo respeto para con nosotros. El don está, su amor está, si queremos. Es una invitación, una posibilidad ofrecida a la libertad de cada uno. Y que el Señor respete así la libertad de cada uno es muy grande”.
Y finalizó haciendo referencia a la colocación de la placa conmemorativa: “No podemos dejar que nuestra fe pierda lucidez. Tenemos que saber en quién hemos confiado, tenemos que saber en quién creemos, tenemos que entender su amor y guardar memoria viva de él. Así tendremos siempre esperanza. Por eso hacemos este gesto con la idea de que guardemos memoria de que nosotros estamos invitados siempre a volver a su presencia y de que aquí lo encontraremos siempre si lo buscamos, si lo pedimos, el don del amor verdadero y de la misericordia”
