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Día de la mujer


“Dar gracias al Señor por su designio sobre la vocación y la misión de la mujer en el mundo se convierte en un agradecimiento concreto y directo a las mujeres, a cada mujer, por lo que representan en la vida de la humanidad.
Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas”. (Carta de San Juan Pablo II a las mujeres, 1995)

Recogemos algunas de las frases de los últimos Papas de la Iglesia sobre la mujer.  

Pío XII (1876- 1958)

“La mujer, coronación suprema de la creación, de la que en cierto sentido representa la obra maestra; la mujer, esta dulce criatura, en cuyas delicadas manos Dios parece haber confiado gran parte del futuro del mundo, como ayudante del hombre; la mujer, expresión de todo lo que hay de más bueno, amoroso y bondadoso en este mundo, sigue siendo, a pesar de una engañosa apariencia de exaltación, a menudo objeto de desprecio”

 Juan XXIII (1881-1963)

“Al comienzo de los dos milenios cristianos, el mundo, con pocas excepciones, estaba sumido en las tinieblas de un paganismo corrupto y corruptor. Las mujeres suspiraban en busca de la dignidad perdida. Y la costumbre empezó a cambiar, con la gracia de Dios, a través de la oración, el ejemplo y el sacrificio de aquellas heroínas. Aún hoy, la convivencia humana evoluciona a mejor, pues muchos cristianos honran su bautismo con la fidelidad vivida y el ejemplo inspirador”.

Pablo VI (1897- 1978)

“Este año celebramos en todo el mundo el Año de la Mujer, al que también la Iglesia, como es debido, se adhiere positivamente, deseando de buen grado un progreso de la función de la mujer en la vida profesional y social, y protegiendo al mismo tiempo la dignidad y la misión de la mujer, de la mujer cristiana especialmente, a la que el plan de Dios ha destinado, como Hija dulce, como Virgen pura y fuerte, como Esposa amorosa, como Madre ante todo, siempre sagrada y digna, y también como Viuda piadosa, dolorosa y trabajadora. Estamos convencidos de que en la concepción cristiana de la mujer hemos de encontrar el reconocimiento de sus derechos humanos y civiles, y la defensa de sus superlativas prerrogativas naturales, bajo la luz rectora y protectora de Aquella que, radiante de belleza y santidad, maternal con Cristo se eleva por encima de los destinos humanos, María”.

Juan Pablo I (1912-1978)

“Los que estamos aquí tenemos los mismos sentimientos; somos objeto de un amor sin fin de parte de Dios. Sabemos que tiene los ojos fijos en nosotros siempre, también cuando nos parece que es de noche. Dios es Padre, más aún, es madre. No quiere nuestro mal; sólo quiere hacernos bien, a todos. Y los hijos, si están enfermos, tienen más motivo para que la madre los ame. Igualmente nosotros, si acaso estamos enfermos de maldad o fuera de camino, tenemos un título más para ser amados por el Señor”.

Juan Pablo II (1920-2005)

“La Iglesia está orgullosa, vosotras lo sabéis, de haber elevado y liberado a la mujer, de haber hecho resplandecer, en el curso de los siglos, dentro de la diversidad de los caracteres, su innata igualdad con el hombre.

Pero llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzado hasta ahora.

Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga”.

Benedicto XVI (1927-2022) 

“Hoy la Iglesia recibe un gran beneficio del ejercicio de la maternidad espiritual de numerosas mujeres, consagradas y laicas, que alimentan en las almas el pensamiento de Dios, fortalecen la fe de la gente y orientan la vida cristiana hacia cumbres cada vez más elevadas” 

 Francisco 

“En el Día Internacional de la Mujer, pienso en todas las mujeres: les agradezco su compromiso con la construcción de una sociedad más humana, gracias a su capacidad para captar la realidad con una mirada creativa y un corazón tierno. ¡Este es un privilegio exclusivo de las mujeres! Una bendición especial para todas las mujeres de la plaza. ¡Y un aplauso para las mujeres! ¡Se lo merecen!”