«Amémoslos y Protejámoslos»

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El director del departamento de ….

Con este título, el pasado 3 de febrero, tuvo lugar en el Vaticano la Cumbre Internacional sobre la Derechos de los Niños convocada por el Papa Francisco.

El título no puede ser más acertado, pues la historia nos enseña, que los niños han sido siempre el elemento más débil de la humanidad. En la actualidad, somos testigos de una realidad que manifiesta carencias en el amor y protección hacia los más pequeños. Los niños son víctimas inocentes de las guerras o del mar por causa de la inmigración ilegal. Cada vez más, en los colegios nos encontramos con niños ya probados por tantas dificultades, con jóvenes ansiosos o deprimidos, con adolescentes que toman el camino de la agresividad o la autolesión. No podemos mirar hacia otro lado ante el problema de los jóvenes adictos a las pantallas, a la pornografía… y qué decir, del drama de los abusos sexuales.

El cardenal Parolin, secretario de Estado, en su exhortación de cara a la segunda Jornada Mundial de la Infancia convocada para septiembre del 2026 invitaba a «escuchar las voces de los niños: su “no” al hambre, las desigualdades, la violencia, las guerras y la devastación de la Creación». Se trata de prestar especial atención al derecho de los niños a acceder a los recursos, la educación, la alimentación, la atención sanitaria, la familia e incluso el tiempo libre. Esto «es hermoso y significativo porque todos los niños tienen derecho a poder jugar en paz y libertad»

Podría resaltar una de las ponencias en el ámbito de la educación, la de Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo, quien abogó por la construcción de itinerarios educativos que den "autenticidad" a la participación de los más pequeños y les permitan "liberar su potencial, sin anticipar que serán adultos". "Proteger a los niños significa estar dispuestos a cambiar nuestras actitudes y los criterios de elección colectiva". La inclusión de los niños en los procesos de toma de decisiones es "una tarea compleja" que requiere no sólo "sabiduría y pasión educativa", sino también un horizonte del "bien" como objetivo.

No me gustaría dejar pasar la aportación ofrecida por el filósofo y psicoanalista Miguel Benasayag sobre la necesidad de una escuela que "resista a la colonización algorítmica". Se mostró preocupado por los cambios que está experimentando el cerebro humano ante el uso de la tecnología. Afirmaba que después de la palabra y la escritura, la "algorítmica" es la tercera "revolución antropológica" a la que asistimos.

Por último, sobre el papel primordial de la familia, Mariella Enoc, del Consejo del Patronato de World's Children Hospital, destacó lo que describió como una gran contradicción: por un lado, se habla de niños sin familia, y por otro de familias que no quieren traer hijos al mundo, condicionadas por una cultura y una política que sólo exalta el egoísmo. Debemos ser conscientes del peligro al que se enfrenta nuestra sociedad: el individualismo y el aislamiento.

Nos encontramos frente a una contradicción entre la necesidad de redescubrir momentos de ocio y reflexión y la "cultura de la prisa", que a menudo abruma a los más pequeños con las responsabilidades y ambiciones propias del mundo adulto.

Lee AQUÍ el Discurso del Papa a los participantes en la Cumbre sobre los Derechos de los Niños

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