.El Obispo de Lugo, Mons. Alfonso Carrasco, presidió en la catedral la Eucaristía de la Cena del Señor. En esta celebración, que abre el Triduo Pascual, se conmemora la institución de la Eucaristía y del orden sacerdotal, y celebramos el día del amor fraterno.
En su homilía, Mons. Carrasco, comenzó invitando a recordar lo acontecido en aquel momento que el Evangelio narra con todo detalle: “Jesús nos dice que cuando tomó en sus manos el cuidado de todos nosotros, fue ponerse a nuestro lado. Él había decidido participar de lo nuestro y cuidarnos hasta el final para que nosotros participásemos de lo suyo. Era un gesto de un amor profundo con el que Jesús venía a decir: Yo asumo todo lo tuyo, para que tengas todo lo mío, y si no quieres que asuma lo tuyo, tampoco tendrás lo mío”.
El Señor entrega su vida por nosotros y abre el camino para que todos tengamos parte en Él: “En la Última Cena el Señor nos lo da todo sabiendo que en Él está la vida, la resurrección, el amor infinito. La vida y el amor non son separables: la vida tiene su fuente en Dios, que es amor”.
Continuó su intervención refiriéndose a que la Eucaristía es el mayor símbolo de ese amor. “El Señor quiso dárnoslo todo: su cuerpo y su sangre. Sabía que lo entregaba por nosotros, pero también nos lo entregaba a nosotros, quería que fuera nuestra, que su humanidad pudiera ser participada por nosotros. Es difícil pensar en un amor mayor”.
La Eucaristía es un gesto de amor inmenso que recordamos cada vez que participamos de ella.
