La catedral acogió el oficio de viernes Santo presidio por el Obispo de la diócesis, Mons. Alfonso Carrasco.
En su homilía, Mons. Carrasco, recordó que en esta celebración contemplamos la “amistad inquebrantable que vive el Señor Jesús. Este es el objeto verdadero de nuestra fe. Creemos en Él, que hace presente esta amistad en la que confiamos para siempre”.
Jesús, al hacerse hombre “asume nuestra naturaleza y, con ella, su mortalidad, el peso de nuestros pecados; alzando como un estandarte: todo el que sienta el poder del pecado, todo el que se vea amenazado por la muerte, puede levantar la mirada a la cruz y confiar en la fidelidad del Padre, que no rompe la Alianza, que, entregándonos a su propio Hijo, nos da pruebas de una amistad que, por su parte, nada podrá negar”.
Continuó diciendo: “El Señor revela así su gloria ante los ojos de todos, y pueden verlo los sencillos y humildes, los de corazón quebrantado. Es una gloria que se manifiesta en una misericordia que no ofrece perdones desde lo alto, sino que experimenta con nosotros todo el peso del pecado”.
Finalizó recordándonos que contemplando la Cruz veremos el peso del pecado, pero también que “Contemplando la Cruz, sabemos que esto Dios no lo quiere, ni ningún ser humano que no reniegue de sí mismo. Pero sabemos también que existe la respuesta y el camino, abierto y realizado por Jesús, por el que todos podemos ir a pesar de nuestras debilidades y pecados. Es el camino de su Amor redentor, de esta Amistad que hemos de reconocer siempre, que hemos de guardar en el corazón de modo que no se olvide ni la oscurezcan los males de la vida”.
Homilía Sr. Obispo de Lugo Oficios Viernes Santo
Homilía Sr. Bispo de Lugo Oficios Venres Santo
Maria José Campo