Foto: Varias personas rezan en la gruta de las apariciones de la Virgen María en Lourdes.
Con la Campaña del Enfermo la Iglesia desea que todos los cristianos seamos portadores de esperanza a cuantos sufren por la enfermedad, sin olvidarnos de cuantos cuidan a los enfermos y de aquellos que padecen enfermedades menos “visualizadas” que provocan un sufrimiento grande: las personas con enfermedad mental (la depresión es cada vez más frecuente y en edades más bajas, el suicidio como segunda causa de muerte en los jóvenes), neurodegenerativas (ELA, Alzheimer…) o las denominadas “enfermedades raras” (para las que se destinan menos recursos y padecen un mayor abandono).
“Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6, 36), es el lema elegido para la 30ª Jornada Mundial del Enfermo. Acompañar a quienes sufren como consecuencia de la enfermedad es una obra de misericordia y objetivo de la Pastoral de la Salud. Por ello, en la Campaña del Enfermo, que transcurre este año entre el 11 de febrero y el 22 de mayo, la Iglesia pondrá el acento en la importancia de “acompañar en el sufrimiento”.
En su mensaje para esta trigésima jornada, el Papa Francisco manifiesta la necesidad de recordar “a los numerosos enfermos que, durante este tiempo de pandemia, han vivido en la soledad de una unidad de cuidados intensivos la última etapa de su existencia atendidos, sin lugar a dudas, por agentes sanitarios generosos, pero lejos de sus seres queridos y de las personas más importantes de su vida terrenal”. El sufrimiento de nuestros hermanos se convierte en una urgente llamada a ser “testigos de la caridad de Dios que derramen sobre las heridas de los enfermos el aceite de la consolación y el vino de la esperanza, siguiendo el ejemplo de Jesús, misericordia del Padre” y así acompañarlos en su sufrimiento.
San Juan Pablo II instituyó esta jornada que cada año se celebra el día 11 de febrero, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes. En la carta de institución, el pontífice explicaba los motivos de la elección de la fechass: “Así como escogí el 11 febrero de 1984 para publicar la carta apostólica “Salvifici doloris” acerca del significado cristiano del sufrimiento humano (…) considero significativo fijar esa misma fecha para la celebración de la Jornada mundial del enfermo. En efecto, ‘con María, Madre de Cristo, que estaba junto a la cruz, nos detenemos ante todas las cruces del hombre de hoy’ (Salvifici doloris, 31). Y Lourdes, uno de los santuarios marianos más queridos para el pueblo cristiano, es lugar y, a la vez, símbolo de esperanza y de gracia en el sentido de la aceptación y el ofrecimiento del sufrimiento salvífico”.
La Campaña del Enfermo tiene como objetivos sensibilizar al pueblo de Dios y a la misma sociedad civil ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos, ayudar al enfermo a valorar el sufrimiento, hacer que todos los cristianos se comprometan en la pastoral sanitaria, favorecer el compromiso del voluntariado, recordar la importancia de la formación espiritual y moral de los agentes sanitarios y provocar que los sacerdotes, así como cuantos viven y trabajan junto a los que sufren, comprendan mejor la importancia de la asistencia religiosa a los enfermos. Se pretende, así, que en esta campaña todos los cristianos seamos portadores de esperanza a cuantos sufren por la enfermedad, sin olvidarnos de cuantos cuidan a los enfermos y de aquellos que padecen enfermedades menos “visualizadas” que provocan un sufrimiento grande: las personas con enfermedad mental (la depresión es cada vez más frecuente y en edades más bajas, el suicidio como segunda causa de muerte en los jóvenes), neurodegenerativas (ELA, Alzheimer…) o las denominadas “enfermedades raras” (para las que se destinan menos recursos y padecen un mayor abandono).