El actual escenario donde se realiza la Ofrenda del Reino de Galicia al Santísimo Sacramento ha ido evolucionando a lo largo de los 350 años que contemplan esta ceremonia. La primera ofrenda, celebrada en el siglo XVII, tuvo como telón de fondo el retablo de Cornielles de Holanda, hoy situado en dos grandes secciones en los frentes de los testeros, siendo la custodia utilizada la regalada por el prelado Diego Castejón y Fonseca.
En la segunda mitad del siglo XVIII la Capilla Mayor de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Lugo sufrió una profunda mutación que la transformó en el tesoro artístico que hoy podemos admirar. En 1764 el ingeniero francés Carlos Lemaur presentó los planos para elevar la capilla y colocar unos arbotantes en su exterior, incluyendo entre estos planos el de un tabernáculo de mármol.
El fin de los trabajos de Carlos Lemaur trajo consigo la llegada de dos importantes maestros: José Terán, maestro pintor encargado de toda la decoración que cubre la Capilla Mayor, incluyendo la espectacular decoración pictórica del techo, donde destacan entre otros santos como San Lorenzo, Santo Tomás de Aquino o las representaciones de reyes, papas o la Santísima Trinidad. En los mismos años que trabajó José Terán también lo hizo José Elejalde, maestro responsable de llevar a la realidad el diseño del tabernáculo de mármol que hoy sirve de marco incomparable para albergar la custodia con el Santísimo Sacramento. El tabernáculo se inauguró en las fiestas del Corpus Christi del año 1769, un siglo después de la instauración de la Ofrenda del Reino de Galicia al Santísimo, siendo invitado de excepción el arzobispo de Santiago de Compostela Bartolomé de Rajoy, el cual había aportado importantes cantidades de dinero para la fabricación del mismo.
La actual custodia es un regalo del arzobispo de Zaragoza Juan Sáenz de Buruaga en el año 1772, responsable durante su etapa como obispo de Lugo, del cambio del gusto artístico en la Capilla Mayor de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Lugo. El extraordinario valor de esta pieza de orfebrería provocó que el 8 de diciembre de 1854 fuese robada la parte superior de la custodia, con el consecuente cese del culto en la catedral hasta el día 21 de diciembre de ese mismo año. La parte superior fue reconstruida por los talleres de los Ramírez de Arellano de Madrid, gracias a las aportaciones económicas de personas de toda Galicia, un ejemplo más de la devoción de esta comunidad por el Santísimo Sacramento, expuesto desde tiempo inmemorial en el Altar Mayor de este templo lucense.
