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Esta mañana, el obispo de Lugo, monseñor Alfonso Carrasco, presidió la Misa solemne de la Natividad del Señor acompañado por los canónigos y con la asistencia de numerosos fieles.
En su homilía, el prelado señaló que "hoy celebramos juntos un año más el gran misterio de la Navidad, mientras la alegría entra en el corazón y parece habitar por un momento en las ciudades de nuestro mundo, que se llenan de luces. Aquí, unidos en esta Catedral, nos sentimos invitados a acercarnos a lo sucedido en Belén, ayudados por la Palabra de Dios."
“Nace el Verbo, la Palabra eterna; y nace por nosotros -recordó-, porque en Él está la vida, la que guía a los hombres como una luz. Él es la luz verdadera y viene al mundo, viene a su casa, viene a nosotros, a los suyos, a los hechos por Él, a quienes encontraríamos en Él la vida en toda su verdad.” Además, don Alfonso afirmó que en Navidad "Dios nos habla humanamente, por los caminos de nuestra misma naturaleza. Pero podemos no recibirlo, aunque a costa de negar la verdad de nuestros ojos, de censurar, de olvidar nuestra propia humanidad. La realidad de nuestro mundo sigue diciéndonoslo también hoy: ¡cuánta falta de humanidad, cuánta injusticia, violencia, sufrimiento innecesario, abuso de inocentes, cuánta mentira e incluso indignidad!", se lamentó.
El Obispo señaló también en su homilía que "mirando al Niño Jesús en Belén, recibiéndolo con cariño en nuestra mente y en nuestra alma, alcanzaremos la certeza de que cada uno, cada niño, todo prójimo, nace del corazón de Dios, fuente verdadera de toda realidad, que nos habla en su Palabra hecha carne y nos invita a aceptar libremente ser hijos suyos". Y concluyó invocando a la Virgen María: "Que la Virgen María nos ayude a recibirlo de todo corazón como ella, con docilidad, con asombro y alegría; y a dar así con fe nuestra respuesta personal al Amor de Dios, cuya gloria cantan los ángeles, festejan todos los santos y nuestros seres queridos en el cielo, y nosotros celebramos en esta Navidad un año más."