Hoy día 13 de mayo, festividad de la Virgen de Fátima, en la Sala Capitular de la catedral de Lugo, medio centenar de vecinos del valle de Quiroga han acudido a la presentación de los diseños de platería que engalanarán la Virgen los de Remedios de A Ermida, después de su coronación canónica, el día 9 de septiembre.
Hasta el momento se han venido realizando una serie de actuaciones sobre la imagen, como obra de arte, cuyo fin último ha sido la salvaguarda y mejora en la conservación y exposición de este icono devocional. Estableciéndose unos trabajos de restauración, que terminaron este mes de mayo, por medio de los cuales se ha despojado a la pieza de todos los aditamentos barrocos que en este periodo artístico se le habían añadido con el fin último de convertir una escultura en piedra en una imagen vestidera, desvirtuando totalmente su valía tanto estética como histórica. Por tanto, en esta labor, se han eliminado elementos metálicos para sujeción de ajuar textil y de platería. Por ende, sesgando la iconografía original diseñada por su autor: “La maternidad divina de la Virgen María”, ocultándose la figura del Divino Infante que está siendo amamantado por su bendita Madre, conocida en muchos lugares como la Virgen de la Leche.
Ante la necesidad de idear nuevos sistemas de exposición y estabilización, el restaurador malagueño, Francisco Naranjo Beltrán, al que también se le ha encargado el diseño de los elementos de platería que servirán para el rito de coronación y de los cuales hablaremos más adelante, ha ideado una renovación del icono aprovechando la realización de un nuevo sistema para exponer a la imagen en el retablo de su ermita. Una actualización iconográfica que facilitará la conservación de la escultura y la contemplación de los fieles en todo su esplendor, revalorizando su calidad estética y su riqueza material.
La Virgen de los Remedios se presentará sobre peana de plata, con querubines, y tocada con un manto bordado en oro sobre terciopelo azul que será obra de Taller de Bordados Artesanales Manuel Mendoza.
Puesto que la talla incorpora una presea sobre sus sienes se ha optado, para distinguir la realeza de María en el rito de coronación, por una ráfaga de dimensiones importantes, inspiradas en otros referentes marianos a nivel nacional, como es la Virgen del Pilar de Zaragoza.
Con una corona de forma tradicional se cubrirá la cimera del Niño Jesús que el protocolo obliga a coronar en primer lugar.
El conjunto, diseñado por Naranjo, tiene una importante inspiración medievalista para ajustarse mejor al periodo de ejecución de la imagen de los Remedios, del s. XIV, cuando, según la tradición, un peregrino inglés la introdujo en tierras gallegas en el trascurso de su caminar hacia la tumba del Apóstol, quedando depositada por diferentes vicisitudes en el cerro de A Ermida para la devoción atemporal de los fieles lucenses.
La ráfaga que nimbará a la madre de Dios está inspirada en las piezas de joyería representadas en muchos cuadros del ámbito de la pintura flamenca, donde el tema de la coronación de la Virgen María es ampliamente representado, tomando de esta estética formas, elementos ornamentales y la utilización de la riqueza que aporta las gemas y perlas de diferentes tallas y formas.
Este resplandor de perfil circular y estructura radial alterna elementos vegetales como los pomos de azucenas con haces de luces rematados por estrellas de 6 puntas en clara alusión a la pureza de María y a la luz divina respectivamente.
El engarce de estos motivos se lleva a cabo mediante una cinta entrelazada que aporta unos ritmos mixtilíneos que permiten el aporte de nuevos motivos ornamentales, como son las flores de lis, muy representativas de la realeza de las cortes europeas.
En un intento de completar con simbolismo y mensajes el conjunto, su autor, ha tenido en cuenta la gargantilla grabada con las primeras palabras del anuncio del ángel Gabriel a María – “Ave María, Gratia Plena”- un elemento realizado en plata y grabado con tipografía gótica y que fue descubierto en su proceso de restauración y que ahora adquiere continuidad en la aureola al cerrar la misma con una preponderante cinta también grabada con la misma tipografía, rezando los primeros versos de la cántiga número X a Santa María de Alfonso X el Sabio, escrita en galaico portugués, idioma que gustaba al monarca para trovar, dejando el castellano para sus obras en prosa y que dice asi: “Rosa das rosas e fror das frores, donna das donnas, sennor das sennores” (Rosa de las rosas y Flor de las flores, Dama de las damas, Señora de las señoras).
Por último, este anillo se remata interiormente con una crestería de flores de lis que apuntan hacia el eje cuyo centro localizamos en la frente de María.
La corona para las sienes del Niño Jesús, debido a las necesarias reducidas dimensiones, destaca por su simpleza ornamental, limitándose a un anillo rematado por 4 flores de lis y que confía su riqueza al engarce de piedras preciosas y perlas.
Los toques de color inundan ricamente el diseño, engarzando amatistas talladas en cabujón que alternan con perlas esféricas y en forma de pera.
El relato evangélico del apocalipsis que habla de la visión de la mujer que pisa el creciente lunar mientras es acechada por la bestia también es representado en este conjunto ideado para la ocasión, con la hechura de una media luna en plata de ley que se remata con 2 estrellas de seis puntas chapadas en oro y que en su parte central señorea el anagrama mariano por excelencia, el ave maría, rematado por corona imperial, en alusión a la tan alta distinción que la soberana imagen recibirá, el próximo 9 de septiembre.
