Este pasado domingo, 13 de noviembre, el sacerdote diocesano don Carlos Álvarez Sánchez (87), recibió un homenaje de las comunidades parroquiales en las que sirvió durante 35 años. La Eucaristía, presidida por monseñor Alfonso Carrasco Rouco, se celebró en el centro interparroquial de O Salvador de Guntín (Lugo). En ella, el Obispo afirmó que «vivimos con alegría el paso de los años, los frutos buenos, y damos gracias a don Carlos, que se ha entregado y ha sido un bien muy grande; todo lo vivido está guardado como un tesoro en los cielos, en las manos del Señor, porque todo lo hecho con amor lo guarda Él como nos guarda también a nosotros, su familia».
Además, don Alfonso señaló que «la Liturgia ha querido que en este día escuchásemos hablar de la historia, de lo que va a suceder». En relación al texto del Evangelio, el Prelado recordó que «el Señor nos habla de acontecimientos que no serán solo consecuencia del camino natural de la vida sino acontecimientos consecuencia del pecado.» En este sentido afirmó que, «como ha dicho el Señor, seremos perseguidos, no por nuestros defectos sino por su nombre: No es por los defectos por los que a uno le persiguen, eso son excusas; es por Dios, a quien los hombres no quieren acoger y el testimonio de quien afirma un amor inmenso, les molesta.» Además, recordando la profecía de Jesús sobre la destrucción del templo de Jerusalén, el Obispo aseguró que «el templo verdadero, el construido desde el corazón de las personas, permanecerá para siempre. Nosotros vivimos y trabajamos en un templo que no se vendrá abajo, con una esperanza y una certeza que no se vendrán abajo, sostenidos en un amor indiscutible.»
Monseñor Carrasco concluyó la predicación haciendo hincapié en que «los tiempos pasan, pero lo que nosotros vivimos no pasa: la presencia y el amor de Dios no pasarán; la Virgen María no pasará; todo lo que ha entrado en nuestras vidas dará fruto; todo lo que es bueno no pasará y el mal será derrotado, será vencido. De esto todos nosotros estamos seguros.»
Anteriormente, en la monición de entrada, los fieles habían recordado que el presbítero homenajeado, «llegó a estas parroquias en 1987 y siempre fue un sacerdote que ha trabajado con una dedicación y un esfuerzo ejemplares». Además manifestaron que «esta Eucaristía es una acción de gracias a Dios Padre, por Jesucristo y en el Espíritu Santo, que nos ha dado un párroco bueno que ha sido para nosotros una imagen creíble de Cristo, Buen Pastor».