La Iglesia celebra el 24 de enero a San Francisco de Sales, declarado por el papa Pío XI, en la encíclica Rerum ómnium (1926), patrono de los escritores y periodistas católicos. Esta declaración reconoce y proclama la gran aportación de san Francisco de Sales a la cultura y a la espiritualidad cristiana, así como su capacidad para la comunicación y la divulgación.
Nació el 21 de agosto de 1567 en Thorens-Glières, Francia, en el seno de una noble y antigua familia de Boisy, en Saboya.
Su formación fue muy esmerada; en París hizo los estudios superiores, dedicándose también a la teología; y en la Universidad de Padua, los estudios de derecho, como deseaba su padre, que concluyó de forma brillante con el doctorado en utroque iure, derecho canónico y derecho civil.
Venciendo la resistencia de su padre, Francisco siguió la llamada del Señor y, el 18 de diciembre de 1593, fue ordenado sacerdote. En 1602 se convirtió en obispo de Ginebra, en un período en el que la ciudad era el bastión del calvinismo.
El 6 de junio de 1610, junto a Juana Francisca Frémyot de Chantal (1572-1641), iniciaron en Annecy (Saboya) una pequeña congregación religiosa, con el nombre de Visitación de Santa María. La Orden fue aprobada por la Santa Sede el 23 de abril de 1618 y erigida como tal por Pablo V el 16 de octubre del mismo año.
El origen del patronazgo de los escritores y periodistas católicos se encuentra en las sencillas hojas que escribió explicando los fundamentos de la doctrina católica durante su misión en la región del Chablais. En ellas ofrecía una especie de periódico mural sobre distintos aspectos de la fe y de la Iglesia católica.
Hay dos obras que son imprescindibles para reflejan sus dotes de escritor y divulgador: ‘Introducción a la vida devota y Tratado del amor de Dios.
Dos obras imprescindibles
La Introducción a la vida devota está directamente conectada con la dirección espiritual. Su hilo conductor es la correspondencia epistolar mantenida con la señora de Charmoisy, a la que acompañó espiritualmente desde la vida mundana de la corte a la vida de perfección. El mensaje central es el siguiente: la perfección cristiana es asequible a todos; no es otra cosa que el verdadero amor de Dios.
También el Tratado del amor de Dios se sitúa en esta perspectiva. Refleja la propia experiencia espiritual y, al mismo tiempo, recoge la experiencia íntima de muchas almas escogidas. Su finalidad es “ayudar al alma ya devota al progreso de su intento”, es decir, conducir al verdadero y al puro amor divino, a amar a Dios por sí mismo y a hacer que el corazón se entregue a Él totalmente.
San Francisco de Sales es un testigo ejemplar del humanismo cristiano. Con su estilo familiar, con parábolas que tienen a menudo el batir de alas de la poesía, recuerda que el hombre lleva inscrita en lo más profundo de su ser la nostalgia de Dios y que sólo en él encuentra la verdadera alegría y su realización más plena.
Francisco de Sales murió el 28 de diciembre de 1622 en Lyon, a los 52 años de edad, y el 24 de enero del año siguiente sus restos mortales son trasladados a Annecy. Fue canonizado el 19 de abril de 1665 por el papa Alejandro VII
María José Campo