Este año el 8 de diciembre, día en que se celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, coincide con el segundo domingo de Adviento. En España, gracias a una dispensa, celebramos la solemnidad de la Inmaculada este mismo día, sin necesidad de trasladarlo al día 9 como ocurre en el resto del mundo.
Pero también hay que decir que, para no perder el sentido del Adviento, la segunda lectura se corresponde con la del segundo domingo de adviento, en la homilía se hará mención a este tiempo litúrgico; en la oración universal se debe incluir, al menos, una petición con el sentido del Adviento, y concluir con la oración colecta del domingo II de Adviento.
Hay una íntima conexión entre el Adviento y la fiesta de la Inmaculada. Si el tiempo de Adviento es el tiempo de la espera de la venida del Señor, el misterio de la Concepción Inmaculada de Virgen es la anticipación del fruto de esta venida: la comunión entre Dios y los hombres por Jesucristo.
Durante el tiempo de Adviento exaltamos la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió total e inmediatamente al proyecto salvífico de Dios y subrayamos su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron al nacimiento de Jesús, el Salvador.
María José Campo