La iglesia de Santa María de Mosteiro, ubicada en el arciprestazgo de Cotos Lugo Derecha, Guntín, guarda en su interior una pintura mural de un tipo de arte llamado ‘arte macabro’. Recibe este adjetivo porque representa un acontecimiento que puede parecer, a la gran mayoría algo, oscuro o incluso terrorífico: la muerte.
Al pensar en una representación artística de la muerte, viene a nuestra imaginación la imagen de un esqueleto perfectamente limpio, un esqueleto desnudo o cubierto con un manto negro, sin embargo, la muerte de Santa María de Mosteiro, es una representación peculiar.
Precisamente, sobre este tipo de arte trata la tesis de Irene Lázaro Romero, doctoranda en Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, quien ha escrito también un artículo sobre las pinturas murales de Santa María de Mosteiro y su propuesta de interpretación. Recogemos a continuación algunos extractos de su trabajo.
“Las pinturas del muro norte de Santa María de Mosteiro son de estilo gótico, las cuales podrían datarse hacia finales del s. XV o principios del XVI. Es importante señalar que el norte es el lado de la oscuridad, así como el oeste son territorio del Diablo, representan lo negativo de la iconografía medieval.
La imagen central del muro norte llama la atención porque no es una representación habitual en el interior de un recinto religioso, ya que representa una justa, es decir, un torneo, una batalla falsa; este tipo de actividades alentaban el espíritu caballeresco. La escena del combate representa dos parejas de caballeros enfrentados. En el centro, un jinete clava su lanza en el cuello de su contrincante. Otros dos jinetes en el extremo de la composición permanecen inactivos, observando la escena. A estos cuatro personajes se les suma un quinto, que aparece como espectador de la justa: la muerte.
La muerte de Santa María de Mosteiro rompe con las representaciones típicas bajomedievales, pasa de ser un esqueleto limpio a ser un cadáver putrefacto viviente. La momia presenta un gran dinamismo que se advierte en su torsión y en el cruce de sus piernas. De su cuerpo cuelgan serpientes y camina en un suelo cubierto de batracios, ambos animales eran considerados pecaminosos en la Edad Media por su relación con el agua y la asociación con la humedad, que simboliza el pecado de la lujuria.
Sus atributos son un arco y una flecha, armas relacionadas habitualmente con la Peste Negra. Se consideraba que la peste era una lluvia de flechas enviada por Dios para castigar a la humanidad por sus pecados, por este motivo, las representaciones de la Muerte con arco y flecha se popularizaron a partir de mediados del siglo XIV, pero especialmente en el siglo XV, quizá por los rebrotes de enfermedad o porque la iconografía ya estaba asimilada.
En torno a la muerte hay una cartela con la siguiente inscripción: “yo soy lla S morte que te[no] / el arco ar / mado mato a qe / qe(n)ro e dexo / qe me pago”, es decir, “Yo soy la muerte, que tengo el arco armado, mato a quien quiero y dejo a quien me pago.” Es muy habitual que las representaciones de la muerte en el periodo bajomedieval aparezcan con cartelas en lengua vulgar, que suelen hacer alusión a su inevitabilidad. Suelen rimar, quizá citando algún poema conocido por el público o para ayudar al espectador a recordar sus consignas.
Es una representación activa de la muerte, estas representaciones invaden el espacio del espectador, incomodándolo y actuando como un memento mori, es decir, haciéndolo reflexionar sobre la brevedad de la vida y la importancia del arrepentimiento para alcanzar la salvación. La cartela con la expresión que la acompaña tiene precisamente la intención de reforzar el valor de memento mori de la imagen.
Lo que hace particular a la representación de la muerte en Mosteiro es que aparece ligada a la justa. Penetra con su flecha el espacio de la escena de la justa, posiblemente como alusión a que ha elegido como victima al caballero herido en la justa. Es frecuente en el arte macabro la insistencia en el hecho de que la muerte llega a todo el mundo, independientemente de su estatus social, género o edad, nadie puede librarse de ella. También adquiere, por su ubicación en el muro norte, un sentido moralizante, como advertencia contra la participación en un entretenimiento tan peligroso como lo eran las justas, para ello, introduce la figura amenazante de la muerte”.
Artículo completo.
Lázaro Romero, Irene. “'Yo soy la Muerte, que tengo el arco armado': El programa iconográfico de las pinturas de la iglesia de Santa María de Mosteiro, propuesta de interpretación”. En Tristeza eterna: representaciones de la muerte en la cultura visual desde la Antigüedad a la actualidad, editado por Luis Vives-Ferrándiz Sánchez. Monográfico temático, Eikón Imago 10 (2021): 145-160
Web de la autora: https://www.irenelazaroromero.com/
Abraham Ávila