Estamos en la Semana del Matrimonio, ocasión privilegiada para el anuncio, vivo y valiente, del amor conyugal elevado por Jesucristo.
Aprovechamos para compartir el testimonio de tres parejas casadas desde hace años.
“En el rito del matrimonio –recordaba el papa Benedicto XVI– la Iglesia no dice: ¿Estás enamorado?, sino ¿Quieres?, ¿Estás decidido? Es decir, el enamoramiento debe convertirse en verdadero amor involucrando a la voluntad y a la razón en un camino, que es el del noviazgo, de purificación, de mayor profundidad, de modo que realmente todo hombre, con todas sus capacidades, con el discernimiento de la razón, con la fuerza de voluntad, dice: Sí, esta es mi vida”.
“Luces por la vida”
Es en Cristo donde el amor conyugal alcanza su fin; y, al mismo tiempo, su expresión más cercana y misteriosa. Cuando contemplamos el amor de este Esposo por la Iglesia, se renueva la alianza de aquellos que, siendo sus discípulos, deciden construir un proyecto en común llamado familia, una familia cristiana.
Todos venimos al mundo siendo hijos, somos acogidos en una familia y, sea el caso de cada uno, bebemos de una fuente familiar. Siendo adultos, renovados en la enseñanza del Maestro, seguimos nuestro camino al cielo en familia: La Iglesia.
Desde el departamento de Familia y Vida de la diócesis, se da inicio a un ciclo de visitas en algunas comunidades parroquiales para rezar junto a los matrimonios, estrechar lazos y organizar estrategias de acompañamiento matrimonial. Esta actividad comenzará el 28 de marzo en Lugo.
